Noticias de religión en pocas palabras

1/19/2010

Noticis de Haití.

Estimados lectores de Rapidísimas,

Les adjunto dos despachos de prensa que escribí la semana pasada y hoy por la madrugada, resumiendo a grandes rasgos la situación de Haití.  Agradecemos a todos los que han distribuido estos informes a sus lectores. La situación sigue siendo crítica y hay la posibilidad de epidemias. Oremos por los que sufren y por manos generosas que ayudan y dan de lo que tienen. Mañana les enviaré le edición regular de Rapidísimas.

Un abrazo fraterno, +ONELL SOTO

 

Haití, la tragedia continúa

Por Onell A. Soto, obisposoto@aol.com

Los expertos han dicho que éste es el terremoto más grande que se recuerda. Hasta hoy (sábado 16) sólo se han podido rescatar a una fracción de los que se encuentran atrapados bajo las ruinas. Por otra parte, la situación se empeora por la dificultad para hacer llegar los alimentos y los auxilios médicos a los heridos y a los que lo han perdido todo. El aeropuerto de Puerto Príncipe está colapsado por el número de aeronaves que han llegado de muchas partes del mundo. Lo mismo puede decirse del puerto marítimo. La Cruz Roja ha dicho que su principal problema es cómo llevar los auxilios a los más necesitados. Esto naturalmente está causando dolor y frustración en la población y se temen brotes de violencia. Los cadáveres se encuentran por todas partes y ya se están descomponiendo produciendo olores insoportables y la posibilidad de epidemias. Un corresponsal de prensa dijo, "imagínense lo que es vivir con esta tragedia sin electricidad, ni combustible, ni teléfono, ni calles, ni alimentos y ni agua, ni gobierno".

La comunidad cristiana lamenta la muerte de Joseph Serge Miot, 63, arzobispo católico romano de Puerto Príncipe y un número indeterminado de sacerdotes y seminaristas. El obispo episcopal, Jean Zaché Duracín, dijo que su catedral se convirtió en escombros así como su casa, el colegio Saint Pierre, el convento de las Monjas de Santa Margarita, la iglesia, rectoría y escuela en Grand Colline, igual suerte corrieron las instalaciones de la Iglesia St. Etiene Buteau. En medio de la tragedia se ha visto un gran espíritu de solidaridad humana. Los pueblos de Estados Unidos, América Latina y Europa han ayudado con generosidad y están socorriendo a los damnificados con dedicación y amor.

Las agencias seculares y cristianas han dicho presente en esta hora difícil. En Miami se está hablando de la posibilidad de traer miles de niños huérfanos a Estados Unidos.  Agencias como Episcopal Charities, Episcopal Relief and Development, Visión Mundial y Catholic Relief Services y otras agencias ecuménicas están haciendo un gran esfuerzo. Las contribuciones personales pueden hacer a través de las iglesias locales.

Por supuesto que no faltan los grupos de oración y los oficios litúrgicos que dan consuelo y fuerza a la comunidad cristiana, además de las oraciones privadas de todo el pueblo fiel. ¡Por la gracia de Dios, Haití se levantará de sus cenizas!

 

Haití, una semana después

Por Onell Soto, obisposoto@aol.com

Hoy martes (Enero 19) se cumple una semana del terrible terremoto que devastó la capital de Haití y afectó otras partes del país. El optimismo que se vivió hace un par de días, parece decaer por la imposibilidad de hacer llegar agua, comestibles y acción médica a los que más lo necesitan. El aeropuerto está congestionado con los aviones que llegan de varias partes del mundo y las vías de acceso a otras áreas de la ciudad están bloqueadas por el número de cadáveres y la falta de equipos pesados para remover escombros.

Algunos teléfonos han sido instalados y así algunos han sabido, por ejemplo, de la visita del presidente de la República Dominicana, el secretario general de las Naciones Unidas y la secretaria de Estado Hillary Clinton y el ex­-presidente Bill Clinton. Todos han quedado estupefactos del horror que han visto, según informaron a la prensa internacional. "Nunca había visto algo como esto", dijo Bill Clinton con voz entrecortada. Añadió que "quizás esta tragedia sea el comienzo de un nueva vida para un pueblo inteligente, artístico  y trabajador que merece mejor suerte".

El poco optimismo que se sintió ayer fue opacado por el anuncio de las autoridades haitianas de que el número de muertos pudiera pasar de los 200,000 y el número de desamparados de 1.5 millones. Se cree que hay 300,000 niños huérfanos. Unas 80 personas han sido rescatadas de los escombros. Las autoridades médicas han dicho que en menos de 48 horas pudiera desatarse una epidemia general por la ausencia de higiene, la falta de alimentación y medicamentos y la descomposición de los cadáveres. En algunos lugares ya se están sepultando éstos en fosas comunes, algo que va contra la tradición y costumbres haitianas.

La situación de Haití es tal que algunos expertos han sugerido cuidadosamente que el país pudiera desaparecer como tal o convertirse en un protectorado de un país desarrollado. Estos sociólogos estiman que la tarea presente y futura llevaría años y recursos difíciles de conseguir. A la pregunta de por qué no se ven muchas personas llorando, se ha contestado que la capacidad de sufrimiento del pueblo haitiano a través de los años es increíble. Otros dijeron que muchos están en estado de shock.

El otro problema que afecta las labores de rescate es la desorganización general y la violencia generada por la falta de alimentos y medicinas. No faltan, desafortunadamente, los que se dedican al pillaje y la extorsión. Se espera que las fuerzas militares de Estados Unidos que patrullan las calles puedan poner coto a esa situación.  Un corresponsal de prensa dice: "los saqueadores se enfrentan unos con otros y atacan a la población a plena luz del día en medio de los escombros".

Pero, no todo es tragedia. Los actos de heroísmo y valor de muchos hacen revivir la confianza en el ser humano. Ver cómo muchos se han aventurado entre los escombros para rescatar heridos, es algo que mueve el corazón y reconforta el alma. Por otra parte, ver la generosidad de los que envían ayuda del exterior y los que localmente comparten lo poco que tienen, es motivo de reflexión y acción.

El obispo episcopal, Jean Zaché Duracín, cuando recibió una invitación para salir del país, dijo: "de aquí no me muevo". Añadió que si es necesario morir con su pueblo, así lo hará. "Estoy confiado de que las iglesias y las demás instituciones se levantarán de nuevo para honra y gloria de Dios".

 

 

 

 

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